La metodología de Red IBX para la relación de empresas y comunidades: Método 4 3 1
Seguramente la respuesta de muchos será si, y en particular las razones suelen estar concentradas en argumentos que parten de un punto de vista humanitario. Eso está muy bien. ¿Pero qué pasa si además de este aspecto, se lo analiza desde el punto de vista del negocio?
Solemos escuchar, en particular en América Latina, que estamos en un momento de crisis de confianza en las instituciones, tanto a nivel público como privado.
A nivel privado, las empresas comienzan a necesitar de “licencia social”. Esto significa que, para su desarrollo comercial, necesitan contar con credibilidad o confianza de parte no sólo de los clientes actuales, sino de las personas en general y de las comunidades en donde la empresa opera en particular.
Para el desarrollo empresarial, ya no basta con tener buenos productos, calidad del servicio y buena comunicación, sino que, además y fundamentalmente, el accionar de la empresa debe estar comprometida con principios que construyen y mantienen esa confianza. Lo complejo e interesante a la vez, es que la confianza se construye en el día a día y por ende puede verse resquebrajada o directamente rota en instantes, debido a decisiones o acciones que no logran conectar con el sentir, necesidades y deseos de esas comunidades.
La empresa, no sólo es proveedor de bienes y servicios y por ende de empleo, sino que, además, es un actor de la comunidad o del territorio en donde opera.
En tal sentido, el aporte de las empresas para el desarrollo de comunidades y territorios ya no es una mera acción colaborativa, tareas, programas de responsabilidad social. Se trata de una planificación con impacto, alineada a objetivos de negocio y por ende por retribuciones, que pueden ser medidos no sólo en el resultado directo de lo realizado, sino por el logro y mantenimiento de la “licencia social”.
Esto requiere de un trabajo profesional, obviamente basado en principios y valores, pero muy en particular, de metodología.
El desarrollo de los territorios es una herramienta de desarrollo humano y de expresión de la calidad de vida de sus habitantes. Por ende, la participación y apropiación de los habitantes del “qué hacer” de su hábitat, resulta imprescindible.
Cuando en un territorio operan empresas de porte, estas deben conocer el contexto y el ambiente social en el cual se desenvuelven, así como las expectativas que se generan en la población a causa de su presencia. La clave del éxito para una buena relación de la empresa con la comunidad no sólo está en saber comunicar, sino en saber escuchar, entender y respetar.
Con el fin de crear una relación de acuerdos consensuados entre empresa y actores de la comunidad de referencia para la instrumentación de acciones o proyectos con impacto, en Red IBX trabajamos en el método 4 3 1.
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De manera simple, dinámica y didáctica, la metodología parte del análisis de los 4 factores principales de un territorio.
Soporte físico del territorio, entendido a éste como la simbiosis de recursos naturales y ambientales con los físicos creados por el hombre.
Población, que se relaciona e interactúa con el soporte físico, de acuerdo con su identidad cultural, valores, historia, etc.
Actividades, entendida como todas aquellas acciones que realiza la población para subsistir, relacionarse y satisfacer sus necesidades.
Gestión, entendida a ésta como la institucionalidad, normativa e identidades, que permiten la gobernabilidad de ese espacio territorial.
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La dinámica de las decisiones, la institucionalidad existente en el territorio y la regulación que operan en el territorio, produce efectos, en 3 dimensiones, de las cuales la empresa es parte tanto por decisión como por omisión. Ellas son:
Sostenibilidad territorial, aquí pueden observarse los efectos concernientes a obras, acciones que contribuyen a la protección ambiental y reducir las externalidades negativas de la actividad económica y/o de costumbres sociales.
Competitividad territorial, entendida como los efectos que provoca el tipo de inversión, en las facilidades de explotación comercial y en las ventajas comparativas de ese territorio. La empresa puede ser parte del fortalecimiento de los componentes competitivos del territorio, así así lo planifica y lo decide.
Equidad social, en donde se pueden observar efectos en que el tipo de inversiones y acciones que facilitan la accesibilidad a servicios, en particular de los sectores de menores ingresos.
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El análisis de los cuatros factores y su relación en estas tres dimensiones, permite “Mapear” procesos de Innovación Social para crear una solución concreta, con impacto en los problemas analizados.
Esta solución no es un acto de creación o creatividad de la empresa para con la comunidad, sino que por el contrario se elabora, se crea de manera consensuada, acordada y elaborada con los actores de la comunidad.
Para esto, utilizamos diversas técnicas, (una de ellas es la del Modelo Design Thinking[1]) junto a los actores del territorio de referencia y empresa, se ponen en común el diagnóstico de problemas identificados en la etapa de análisis de los 4 factores y las 3 dimensiones. Este trabajo, busca crear acuerdos de priorización de problemas y de soluciones.
Una vez elaborado ese nivel de acuerdos, se pasa a crear prototipos de acciones, sobre la base de la innovación, elaborando a la vez criterios transparentes para la ejecución y evaluación.
A diferencia de otras licencias, la ¨licencia social¨ no tiene vencimiento, pero puede ser caducada en cualquier momento.
La metodología 4 3 1 le aporta a la empresa una herramienta dinámica, didáctica, eficiente para que la empresa sea un actor para el desarrollo territorial desde un enfoque de sostenibilidad.
Autor: Gabriel Corbo | Red IBX Sostenibilidad
[1] Creado por el Diseñador Industrial, Tim Brown.
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